LA TELARAÑA: la agonía autonómica

viernes, septiembre 25

la agonía autonómica

La Telaraña en El Mundo.




A falta de brotes verdes nos queda la generosidad de Ses Fonts Ufanes. Su espectacular efecto sifón, ese burbujeo subterráneo que, por octava vez en un año, asoma al exterior para recordarnos, quizá, que vivimos sobre arenas movedizas sin más fondo que la vertical en llamas del abismo, nos sirve, no ya de consuelo, que no, sino de aviso y síntoma. De estigma. Rondamos, insomnes, los puentes tendidos sobre un vacío desolador sin más lianas que las frágiles metáforas de un lenguaje que empobrece a ojos vista y a pasos de gigante. Hay peligro alrededor y dentro, muy adentro.

Pero los adjetivos importan poco. El discurso de Antich constató que el cuerpo social de la comunidad yace, inerte, en la UCI con el mejor de los pronósticos: no puede empeorar más. Toca, pues, distraerse con la demora de los plazos hipotecarios, con los altibajos de la fiebre general de la crisis y, así, sin propósito de enmienda, con la sumisión absoluta al pragmatismo de la Realidad como prueba suprema e irrefutable de todos los males.

La Realidad no es, sin embargo, la prueba de nada. No es la causa sino el efecto tardío de un diagnóstico erróneo. No es la autopsia sino la constancia de un latir común. No es la síntesis sino el desarrollo lento -o vertiginoso- de un ser vivo. No es el certificado de su defunción sino, sólo, su anecdótica esquela. Pero ni a eso llega nuestra sutil clase política. Vaya fraude.

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