LA TELARAÑA: Los días del trueno

lunes, octubre 26

Los días del trueno


La Telaraña en El Mundo.



Sorteé las zanjas de Blanquerna como alma en pena. Creí que me perseguía el diablo. Recorrí las Avenidas, saturadas de humo y tráfico, con la espantosa certeza de que alguna bicicleta invisible acabaría conmigo. No fue así. Recorrí San Miguel retorciéndome entre las vías muertas, los carteles y las alambradas, para acabar a rastras por sobre los vacilantes tablones de madera ruidosa y polvorienta. El Plan E, me dije, al llegar a casa y leer que la portavoz del Govern, Joana Barcelò, se queja de lo difícil que es gobernar con tanto ruido. Tiene razón.

La tiene, aunque su gestión sea, en obras, tan muda como un sepulcro. La tiene, aunque yo no sepa adivinar si se refiere al ruido irreal de los sables en su avispado cerebro, al crujir de dientes de sus socios en cuarentena o al aleteo travieso de las togas. La tiene porque, aquí y ahora, la razón es lo de menos y no hay razón alguna capaz de justificar el pavoroso caos en el que se ha instalado la clase política.

Mientras tanto, ajenos al ruido o sordos como tapias (o sea, como yo mismo), Nanda Ramon ha creado, Normalización Lingüística mediante, seis Aulas de Acogida en catalán para escolares con déficit de integración y la OCB clama, desde el trueno metafórico de sus subvenciones, por la recepción del canal Súper 3. No sé si gritar ¡Eureka! o ¡Sálvese quien pueda! Mejor me callo y que sea lo que quieran. Los niños, primero. Eso sí.

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