Turista a la fuerza
La Telaraña en El Mundo.
Llevo una semana -o una eternidad- intentando leer, en los cielos, el críptico lenguaje de las señales de humo -ese otro libro para un 23 de abril- entre los cepos de ceniza, los cirros de luto y el horizonte de hogueras ancladas en las alturas, en el vacío sin aire del aire, más allá de la gravedad, arriba, muy arriba. Llevo, también, el mismo tiempo, postrado ante los mostradores virtuales de Ryanair y sus cancelaciones, para entender cómo mi hijo, varado en Milán, no llegó a Palma el lunes y aún no sé si lo hará hoy, viernes. Como balance, su puesto de trabajo en peligro y mis nervios arruinados.
No importan, ahora, las gestiones telefónicas o los gastos en hoteles. Tampoco las rutas alternativas trazadas en el mapa irreal de los sueños: vía París, Venecia o Livorno. Todos las sendas conducían al muro de la burocracia, a los precios imposibles, a la cerrazón del destierro.
Y mientras tanto, ¿qué ha hecho el Govern? Tanta ansiedad por el turismo y no ha tenido a bien enviar, siquiera como el ejército de salvación que no tiene, a una legión cualquiera de entre los inútiles que anidan en sus conserjerías sin más tarea que hacer la vista gorda y confundir facturas con subvenciones. Pero hay más. Le dije a mi hijo -en Italia nadie habla catalán, qué vergüenza- que llamara a la Oficina del Defensor Lingüístico de la OCB, pero no me hizo caso. Me va a oír, el chaval, en cuanto llegue.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Amigo Juan: espero que se solucione bien lo de tu hijo. Como dice el título de tu columna, imagino que en estos casos lo único que se puede hacer es hacer turismo, aunque sea de forma forzada. En una semana le habrá dado tiempo a ver el Duomo unas cuantas veces.
Lo de la burocracia y los mostradores - reales y virtuales - debe ser kafkianamente desesperante. En cualquier caso, espero que el jefe de tu hijo sea comprensible. Con la de paro que hay en España, solo falta que despidan por culpa de un volcán islandés.
Un abrazo y buen fin de semana.
PS: He visto el vídeo de la emotiva entrega del Premio de la AEP. La entrega de ese póster enmarcado me recordó a los discos de platino que dan "por sorpresa" a los cantantes.
Hola, Francisco. Ya llegó. Y lo del trabajo... ya te diré a fin de mes;-P
Un fuerte abrazo!
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