LA TELARAÑA: La cuesta de enero

lunes, enero 31

La cuesta de enero

La Telaraña en El Mundo.


Hoy finaliza enero, que es como decir que empieza su popular cuesta, ese vía crucis repetido, año tras año, -en realidad, como si nos gustara, porque hay que reconocerlo, sí que nos gusta y, más aún, nos aturde, chifla y hasta enloquece- en el que hemos de echarnos a la espalda los fastos de navidad, el cotillón, las uvas, Reyes y hasta las cuentas de Joana Barceló, por ejemplo. Es lo que tienen las tarjetas de crédito, que aplazan los pagos y demoran los débitos, pero nunca los olvidan. Ni por asomo.

Su aparición, ahora, en los extractos bancarios es todo un catálogo de material, que fue de lujo y que ya es de auténtico derribo -o, quizá, de acoso-, que fue sinónimo de alegría y ficción y se convirtió en lastre para lo que resta de mes, de año y, quién sabe, si de lustro. Uno siempre arrastra las viejas cadenas de su pasado como si fueran elegantes ajorcas y sí, resultan muy aparentes y son muy cómodas. Al menos, hasta un instante antes de aplastarnos.

A otros, sin embargo, les acosa otro tipo de ignominia. No sé si llamarla política o si, simplemente, sectaria. Preguntaré en Emaya, avisando antes a Malen Tortella, eso sí, de que nunca asistí a un mitin del PP, pero tampoco a uno de UM. Que no tengo más carnet que el de afiliado a la Seguridad Social. Es decir, un mezquino pasaporte que ya no me servirá para alcanzar la jubilación, ni que viviera cien años. Un triste papel mojado.

Etiquetas: