LA TELARAÑA: Preparando las fiestas

lunes, enero 16

Preparando las fiestas

La Telaraña en El Mundo.

A veces hago las cosas que les digo que hago, pero no siempre. A veces sólo las pienso y las dejo para otra ocasión, que nunca llega. O las imagino, porque merece la pena mezclar futuro y pasado y aceptar que el presente es, de hecho, inenarrable. Hay días, pues, que visito bibliotecas -la de Can Sales, por ejemplo- para atender al silencio y a alguna lectura urgente. Pero el catálogo de las bibliotecas públicas es el que es y no el que yo quisiera y encontrar lo que busco es azar y providencia. Siempre salgo, de entre los anaqueles, con el ánimo exaltado.
Pero también visito -o lo pienso o imagino- templos e iglesias, cuando no ofician misa, para sentarme en sus frías tablas de madera y sentir, claro, el silencio o merodear por entre las criptas, como un turista ávido de una salvación que, quizá, no exista. Es lo de menos, porque siempre nos queda la belleza y pasión -o las sonrisas y lágrimas- de las efigies y celosías. Está la luz y la sombra. Su paz o su guerra. Y puede bastar con saborear ese dilema para saberse conformes.
Entenderán, creo, que ya esté buscando algún lugar donde refugiarme de la vorágine festiva de Sant Sebastià y, sobre todo, de la obsesión por convertir plazas y calles en un martirio sin más cruz, ni menos, que el crepitar de las hogueras y el rapto, siempre cruel, de una verbena y un botellón ubicuos. Me temo que sólo volveré a Palma para cuando el Aiguafoc. Siempre me gustó ese sarpullido de color contra la oscuridad de la noche. Pese al ruido.

Etiquetas: