La huelga del general
La Telaraña en El Mundo.
Me pasó igual, hace tiempo, cuando me puse lentes progresivas y creí que el mundo se vería mejor, para comprobar, enseguida, que nada cambiaba, que el nuevo mundo era idéntico al viejo, al que tenía que torear con cristales de cerca y de lejos -un engorro- y al que ahora toreo, o me torea, sin más esfuerzo que echar un vistazo. Un vistazo progresivo, eso sí.
Porque de lo que se trata es de ver u oír lo que uno alcance, sin dejarse llevar por la corriente. Miren, escribo estas líneas en plena Huelga General. Soy, pues, un esquirol o un ciudadano cabal, según unos u otros. Pero, de hecho, ambas opciones me resbalan. No conozco a ese general y, pese al clamor rupestre de sus hordas en las calles, me importan él y sus piquetes, lo mismo. Un carajo de nada. O menos, porque me he quitado los audífonos y hasta las gafas progresivas y así, ni el ruido ni las algaradas de mal gusto me distraen de mi trabajo, que no es otro, al menos hoy, que escribir estas líneas, tirando de ficción y de sarcasmo, por ver de alegrarles el día después.
Etiquetas: Artículos
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