Ejercicio de estilo
Veamos tus ojos. Digamos que son camaleónicos. O no, digamos que quieren parecerse a lo que ven: tal vez una venganza o una pasión, un lance anecdótico, una aburrida sesión de nada. No hay problema, el tiempo también sirve para el despilfarro y a nadie le importa lo que yo haga con tus ojos.
Volvamos a definir la escena. Unos ojos analizando la superficie esmaltada de un plato semivacío. Rojo sobre blanco. La cabeza cortada del crustáceo desprende una densa bilis púrpura y su perplejos ojos negros permanecen erguidos como orgullosos por el delicioso aroma de la muerte.
Mientras tanto, en otro lugar, la naturaleza prosigue su curso y las sustancias útiles o necesarias a tu organismo se incorporarán a él, mientras otras serán expulsadas en cuanto la pesadez de tu estómago te lo indique.
Sólo es cuestión de tiempo que te conviertas en una hermosa cigala.
Veamos tus ojos. Digamos que son camaleónicos. O no, digamos que quieren parecerse a lo que ven: tal vez una venganza o una pasión, un lance anecdótico, una aburrida sesión de nada. No hay problema, el tiempo también sirve para el despilfarro y a nadie le importa lo que yo haga con tus ojos.
Volvamos a definir la escena. Unos ojos analizando la superficie esmaltada de un plato semivacío. Rojo sobre blanco. La cabeza cortada del crustáceo desprende una densa bilis púrpura y su perplejos ojos negros permanecen erguidos como orgullosos por el delicioso aroma de la muerte.
Mientras tanto, en otro lugar, la naturaleza prosigue su curso y las sustancias útiles o necesarias a tu organismo se incorporarán a él, mientras otras serán expulsadas en cuanto la pesadez de tu estómago te lo indique.
Sólo es cuestión de tiempo que te conviertas en una hermosa cigala.
Etiquetas: Literatura
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