LA TELARAÑA: you tube

viernes, mayo 18

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La Telaraña en El Mundo.


Está claro que cuatro años de sueldo y escaño, de influencia y figuración tentacular no deben de ser cualquier cosa, sino algo muy serio. Nunca sabré cuánto, desde luego, pero no me resulta difícil calibrarlo asistiendo, como estoy y estamos, a tanta ida y venida, a tanta palabra convertida en promesa malabar o en código ético, en comisario lingüístico, en paraíso fiscal, en paisaje franco contra cualquiera de los males que hasta aquí, ay, nos han traído. Si así no fuera no haría falta que las previas de cualquier cita electoral se conviertan, como parece suceder, en puro sprint, en pura explosión de músculo y vísceras, de imágenes sucediéndose las unas a las otras como si ninguna de ellas estuviera conforme consigo misma. Debe de ser eso.

Escribir es una forma noble, pero muy lenta, de ordenar el pensamiento y también el caos. Nuestros políticos –que, en todo caso, ya tienen quién les escriba hasta lo que no está en los escritos- lo saben y, tal vez por ello, empiezan a dejar de lado las sutiles inflexiones de la palabra para concentrarse en las fotografías trucadas, en los videos caseros, en el factor sorpresa de las cámaras ocultas, en el trasiego fetichista de archivos subiendo a You Tube, como si en ese enorme almacén internauta, existiese una urna capaz de devolverles, sino el tiempo, sí los votos perdidos. No sé yo.

Las cosas no son lo que parecen. Hay más vida en los dibujos a tinta de Carlos de Haes –no se lo pierdan en el Sollerich- que en las carnes subastadas por el trípode de Spencer Tunick. Tampoco es fácil que un video alcance más allá de los paisajes de Anglada-Camarasa en el Fórum de La Caixa. Pocas veces podremos constatar mejor qué cerca están Barcelona o Jaca de París y, a la vez, qué lejos estamos nosotros de la elegante exuberancia “fauvista”. A mí los videos del omnipresente y tendencioso GOB –intitulados con el recurrente “Salvem Mallorca”- sólo me han convencido de que vivimos muy cerca de Chernóbil. Pero eso ya lo sabía.

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