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La Telaraña en El Mundo.
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung no se equivoca cuando echa en falta autores catalanes en castellano, refiriéndose a la próxima Feria de Frankfurt. Ellos no padecen la metonimia de confundir la parte por el todo. La lengua por la cultura, en este caso. Parece que Bargalló y compañía tendrán que consolarse con Gimferrer o Porcel y olvidarse de otros catalanes como Marsé, Cercás, Mendoza o Vila-Matas. A veces conviene alejarse de los lugares comunes para encontrar el propio. Y más si se trata de algo tan bruñido como una selección catalana de escritores. La balear la entrena Janer Manila. Disculpen las risas si no proceden, pero es que todavía hay editoriales –como La Lucerna- que, pese a su catálogo del 85% de escritores mallorquines, desconocen si, y en qué condiciones, podrán asistir al evento. Cosas de la política lingüística, de su reduccionismo, de su vano y retórico bestiario conceptual.
Naturalmente prefiero otro tipo de nihilismo, una “nada” más sólida y vacía y perpleja, un lugar menos encogido y más abierto, más metafórico y excitante. Pensemos en las huellas que deja cualquier explosión -incluida la primera, que aún resuena en nuestros adoloridos tímpanos- y atendamos a esos surcos, a esas líneas, a esas ruinas, a esa tierra revuelta en humo, en ceniza y polvo. Esto es, justamente, el universo. Mirarlo es leerlo. Escribirlo es interpretarlo. Y todo lo demás no importa.
Abro Google Earth –una magnífica celosía abierta al planeta entero- y me encuentro que, tras la última actualización, Cataluña tiene un color distinto al del resto de España y más aún, al de cualquier otra parte del globo terráqueo. Una textura gris y opaca sepulta su territorio. La diferencia resulta tan llamativa que cabe preguntarse si los responsables que manufacturaron las fotos del satélite –el Institut Cartografic de Catalunya- querían borrar su región del mapa mundial o enaltecer su peculiar sentido de la diferencia. Puede que hayan logrado ambas cosas.
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung no se equivoca cuando echa en falta autores catalanes en castellano, refiriéndose a la próxima Feria de Frankfurt. Ellos no padecen la metonimia de confundir la parte por el todo. La lengua por la cultura, en este caso. Parece que Bargalló y compañía tendrán que consolarse con Gimferrer o Porcel y olvidarse de otros catalanes como Marsé, Cercás, Mendoza o Vila-Matas. A veces conviene alejarse de los lugares comunes para encontrar el propio. Y más si se trata de algo tan bruñido como una selección catalana de escritores. La balear la entrena Janer Manila. Disculpen las risas si no proceden, pero es que todavía hay editoriales –como La Lucerna- que, pese a su catálogo del 85% de escritores mallorquines, desconocen si, y en qué condiciones, podrán asistir al evento. Cosas de la política lingüística, de su reduccionismo, de su vano y retórico bestiario conceptual.
Naturalmente prefiero otro tipo de nihilismo, una “nada” más sólida y vacía y perpleja, un lugar menos encogido y más abierto, más metafórico y excitante. Pensemos en las huellas que deja cualquier explosión -incluida la primera, que aún resuena en nuestros adoloridos tímpanos- y atendamos a esos surcos, a esas líneas, a esas ruinas, a esa tierra revuelta en humo, en ceniza y polvo. Esto es, justamente, el universo. Mirarlo es leerlo. Escribirlo es interpretarlo. Y todo lo demás no importa.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Un muy bello artículo, Sr. Planas.
Me gusta mucho su estilo.
Un saludo afectuoso,
Ángel.
Ths, al final, casi todo, es siempre cuestión de estilo:-)
Saludos
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