LA TELARAÑA: mitomanías

viernes, julio 27

mitomanías

La Telaraña en El Mundo.



A falta de sensibilidad y matices, lo descomunal vuelve a estar de moda. Es lo que suele pasar con todo lo cíclico y pasajero. Que siempre regresa. Ahí tienen ustedes las esculturas de Manolo Valdés engulléndose el poco Borne que nos queda. Menos mal que el resto todavía sirve para los fanáticos del monopatín y el Break Dance. O los nada despreciables 1500 metros cuadrados de cúpula prodigiosa que le han ofrecido a Miquel Barceló para que vaya probándose y convierta el futuro Consejo de Derechos Humanos en una nueva Capilla Sixtina. Los políticos lo mezclan todo con un desparpajo suicida. Mientras tanto, Barceló tiene una ocasión inmejorable para expresarse a gusto y expandirse como una supernova. Si no le bastó con la Catedral, ahora podrá afinar más.

Sin embargo, nada es lo que parece. Salgo de casa y me topo con tres carteles de propaganda. Dos se refieren a la Plaza de Toros y a las actuaciones de David Bisbal y Joe Cocker. El otro anuncia las obras de Antonio Calvo en el museo de Serra. No hace falta estrujarse para intuir que este Cocker tendrá muy poco que ver con aquel “outsider” de voz rota y movimientos epilépticos que actuara en Woodstock. La nostalgia es una fiebre tan curiosa como la mitomanía. Tampoco Es Baluard puede considerarse un museo. Es más una atalaya con vistas o el sueño público de un particular. Lo grave es que sólo Bisbal parece real. No me explico por qué. O sí, pero qué importa. El mundo es como es y no como debiera ser.

Tengo amigos republicanos que se ríen a gusto con el actual republicanismo militante. A mis pocos amigos monárquicos les sucede lo mismo con quienes parecen defender sus mismos ideales. Es una suerte impagable saberse a resguardo de malos humores y poder reírse tanto con unos como con los otros. Sólo podría detener nuestra risa que Joan Lladó dejara de representar su papel de bufón del reino o, incluso, que la OCB devuelva el millón largo de euros que la Generalitat les ha regalado. Pero eso es imposible.

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