LA TELARAÑA: redskins

viernes, noviembre 23

redskins

La Telaraña en El Mundo (hoy lo pongo en pdf, para variar).



En Madrid me hablaron de los “redskins” -como también de las maniobras de los abertzales culturales de izquierda extrema boicoteando el funcionamiento de algunas instituciones, como el místico Ateneo madrileño, por ejemplo- y en Barcelona, el domingo pasado, tuve la dudosa fortuna de verlos en acción. Imposible distinguirlos de los “skinheads” de siempre. Su uniformidad paramilitar es la misma y pese a variar algunos de sus símbolos -banderas estelades o republicanas en vez de las franquistas, hoces y martillos sobre un fondo rojo de sangre en vez de cruces gamadas- no cambia, para nada, su olor rancio a muerte.

Ya dijo Oriana Fallaci que “hay dos clases de fascistas, los fascistas y los antifascistas”. No sé dónde colocarla a ella, pero ese no es el tema. La violencia se desborda como un tornado en pleno cambio climático y nos deja perplejos sobre hacia dónde se dirige el ser humano. Será que no saben, ni unos ni otros, que no nos dirigimos a parte alguna. Sólo ello explicaría tanta necedad revuelta, resquemor desplegado, conocimiento cero.

La noticia, no obstante, es que el gobierno balear haya hecho, al fin, algo, aunque sólo sea adoptar el punto cat para sus webs. Es la manera más efectiva de aislarse en internet, de alejarse de la dinámica de los grandes buscadores. Si quieren soledad la tendrán y si quieren pertenecer a un clan menor, también. Pero no dramaticemos, sino al contrario, celebremos que los miembros desmembrados del Govern hayan encontrado, aleluya, en el punto cat su lugar único de catarsis, de catecismo, de catalanidad, de catadura común, de catequesis, de catamarán y al abordaje, de catalepsia, de catálisis, de cataplasma para los sentidos, de catana contra la inteligencia, de catarata verbal y catering, de caterva reunida, de catadores de catalinas, de cataclismo a la vista, de catalejo hacia las catacumbas y si hay suerte, al catre, al catafalco, a la asfixia censora de Catón. Me voy, pues, con mi catarro y catilinaria a otra parte.

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