la mirada
Acabo de llegar a Palma. Lo primero ha sido recuperar el calor y lo segundo, la sensación ensordecedora del silencio. Y no hay ninguna metáfora en estas dos observaciones.
Ahora voy a dormir las horas que me hagan falta -y serán muchas- para poder seguir observando la realidad como desde esos dos ojos, inmensos, de Notre Dame (por ejemplo).
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