«Paranormal Activity»
La Telaraña en El Mundo.
Leí, no sé si divagando entre la farsa necrófila de Lorca y las viñetas de Astérix y Obélix (que cumplieron 50 años y siguen igual de irreductibles), que Antich quería -¡al fin!- gobernar como si Vicens no existiera. Poco después dimitió el interfecto. Vaya faena. Ya no hará falta cambiar la distribución del hemiciclo para no verle el careto ni comprarse tapones de cera para no oírle o contratar a un druida, mejor con caldera y pócima mágica, para que trocara su voto en algo inane, que no sume ni reste, sino lo contrario. En algo raro.
O no tanto, porque eso es lo que suelen hacer los partidos políticos. Desoír al contrario -o al socio, si le salen ronchas o le caen condenas- y escucharse, muy mucho, a sí mismos. Esa sordera (tan ética) no tiene cura.
Tampoco era verosímil gobernar en minoría cuando no se hizo, ni se hará, en mayoría. Quizá la ausencia de Vicens no baste para librarse de todas las malas influencias y ecos espectrales. Convendría, pues, comprar -con la venia de la SGAE- una grabadora de sicofonías y ponerla a tope para saber quién ordena y manda desde el lado oscuro (y corrupto) de la fuerza o contratar -bajo la tutela de la UIB, sección paralingüística o Viva Aragón, que ya tiene tres lenguas- a una patrulla científica de cazafantasmas. Igual nos dejan la vieja sede del Círculo Mallorquín del todo vacía, sí, pero y qué. Mejor solos que mal acompañados. Mucho mejor.
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