LA TELARAÑA: Invasores a sueldo

viernes, enero 8

Invasores a sueldo

La Telaraña en El Mundo.




Las raíces tienen voluntad tentacular y padecen espasmos -la vida se agarra a la vida y se retuerce hasta alcanzar la savia, la sangre, la tierra o el aire- que las obligan a recrear formas tortuosas, como de pesadilla necrófila, a través de los más oscuros remolinos subterráneos o aéreos. Uno no debería fijar sus señas de identidad en una sinéresis tan banal como soez. En realidad, nadie debería fijar su residencia ni un palmo más allá de su propio cuerpo. Ni en su cerebro. Hay peligro de intoxicación, de desembarco ajeno, de invasión y desahucio.

Aquí la invasión es ya un hecho. Su contabilidad debiera agitar la conciencia del Govern (si la tuviera) pero, en su defecto, nos revuelve el estómago y nos hace creer que vivimos bajo el yugo de alguna potencia mayúscula empeñada en la sublime idiotez de ocupar el espacio con algo vacío y sentirlo lleno. Esa digestión emana gases mefíticos.

Por eso, cuando la crisis nos deja sus astrosas cifras de fin de año, al Govern, Consell o Cort, se les revientan, por triplicado, las costuras del ahorro con la incontinencia de la normalización lingüística contra viento y marea. La nave invasora -capitaneada por la OCB, la Fundación Llull y sus marines: Jóvenes, Músicos, Escritores y náufragos en general por la Lengua- se parece a esos platillos volantes de serie B que dicen venir en son de paz y a la que pueden nos devoran. Ya oigo sus regüeldos.

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