LA TELARAÑA: El velo y las sombras

lunes, abril 26

El velo y las sombras

La Telaraña en El Mundo.



En el mejor de los casos, casi todo es frivolidad. Y en el peor, soberbia. Entre ambos lugares comunes parece discurrir la fiesta sin que haga falta, para nada, que me llamen a filas. Ya hace tiempo que deserté, que me dejé adormecer por el escepticismo y decidí estar siempre en otra parte. Aquí mismo, por ejemplo. El lugar es cálido y la luz sólo ilumina lo justo. Hay que saber convivir con las sombras.

Por eso me aturden los debates estériles. Hoy hay niñas que quieren acudir a clase con el paño de la «yihad» meciendo sus cabellos. Las miro igual que repaso las fotos de las Islas Baleares (1913-1928) del Arxiu Mas –cortesía de la Fundación La Caixa: un libro a cambio de un email- y me encuentro con la imagen familiar de las campesinas mallorquinas y sus velos negros o blancos, su luto impreciso, su aire quieto a mundo sumergido y lento. Así suele ser el pasado, al menos cuando ya no hay futuro.

O el futuro son esas tribus urbanas que desmantela, de vez en cuando, la policía. Hace poco cayeron varios integrantes de los «Latin Kings» en Son Gotleu. Esos jóvenes se saben sin otro lugar en el mundo que su propia banda, su trinchera y su búnker contra todo y todos. Allí encuentran su identidad y allí la pierden, quizá para siempre. No sé si alguna vez sabrán que no ser nadie es también un privilegio. Hace falta cierta madurez para comprenderlo. Y no poca, sino mucha. Tal vez demasiada.

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