LA TELARAÑA: La noche repetida

viernes, junio 25

La noche repetida

La Telaraña en El Mundo.



Hay en el fuego –ayer, la noche rindió tributo a San Juan pero también a la hermosa mujer que peina su larga cabellera en los espejos vacilantes del agua y el tiempo, atrapándonos con sus destellos- el viejo sueño de la purificación, mientras en las hogueras oficiales –prohibidas, las otras- se celebra el simulacro de un infierno donde arden nuestros temores y buscamos, entre el fulgor de las llamas, la que quisiéramos que fuera nuestra propia imagen. No nos convendría encontrarla. No soportaríamos tanta realidad.

Será por eso que, luego, el ritual entero se banaliza y se reduce a mera anécdota, a metáfora usurpada y rebrote mitológico, cargado, como por inercia administrativa, entre los gastos de la comisión de fiestas, el pregón gremial de Llonovoy, el exhibicionismo de las autoridades, los desfiles folclóricos de los dimonis, el horror chirriante del rap, la pantomima social de un atávico –pero olvidado- viaje al origen, ese lugar incorrecto, esa niebla de la que palpamos su densidad, pero no su substancia y así, qué remedio, se nos va la vida, quedándonos, tan sólo, con la visión de sus imágenes. Poca cosa.

Quizá sólo una parodia, con sus instantes de verbena y sepelio, éxtasis, soledad, parálisis y fuga, solsticio, en fin, de verano repetido, como si lo más importante fuera renovar los gestos de siempre con la vana ilusión de que todo dure eternamente. O más. Pero no será así.

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