LA TELARAÑA: Metáforas de la luz

viernes, febrero 11

Metáforas de la luz

La Telaraña en El Mundo.


Suele pasar a menudo. Ayer se me fundieron un par de bombillas de forma brusca y simultánea. Como si un complot, porque no hacía ni un mes que las había instalado. O como si una conspiración, por arrancarme la luz de cuajo cuando más la necesito, al caer la noche e inclinarme, yo mismo, sobre el teclado o el folio, sobre los libros abiertos, sobre el casi indescifrable jeroglífico de las ideas.

Eran las últimas bombillas incandescentes que me quedaban, porque las he ido sustituyendo por lámparas ecológicas de bajo consumo; ese desastre lumínico que tarda una eternidad en encenderse y que convierte las habitaciones en nidos de sombras que van, poco a poco, disipándose. El efecto es molesto, pero tiene, también, su encanto. Me recuerda el lento despertar del amanecer o la pesadilla crispada, tan familiar, de lo mucho que tardan en cuajar las cosas. Las buenas y malas. Las peores.

Sin embargo, y mientras tanto, en Livermore, California, existe una bombilla que lleva encendida, sin interrupción, desde 1901; es decir, desde cuando la obsolescencia programada -esa fecha de caducidad arbitraria- aún no era el santo y seña del mercado, la fiebre consumista, la usura, la frívola escalada del marketing. Los tiempos modernos. Con todo, sería de agradecer que una epidemia de esa misma obsolescencia cayera, como un rayo, sobre el espectro político general. Su renovación sí que sería un milagro.

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