LA TELARAÑA: La guerra interminable

viernes, julio 22

La guerra interminable

La Telaraña en El Mundo.
Al despertar, Camps ya no estaba. Es una buena noticia, sin duda, pero me pilla algo lejos y, quizá, me convendría insistir con otro microrrelato más redondo y personal. Más comprometido. Probemos. Al despertar, el dinero ya no estaba. No está mal, porque es algo que suele pasarnos con frecuencia, pero tampoco me deja del todo satisfecho. Al despertar, el «Cap de Quers» ya no estaba. Pero sigo ignorando dónde fueron las bolsas del supermercado, el imaginario glauco de los fajos de billetes y hasta si el azul atormentado del mar seguía ahí o si, simplemente, ya no había nada. Nada de nada. Al despertar, ya no había nada.
Esa visión me sobrecoge a diario, pero me dura -por desgracia- tan sólo un instante. Abro los ojos al despertar y nada. Ni una sola luz o ruido. Ni un sólo objeto a mi alcance. Nada a mi alrededor y yo en ninguna parte. O en todas. Pero esa ubicuidad desaparece y enseguida me invade la bruma sudorosa de los sueños padecidos. ¡Cuánto se parecen a los que habitan el mundo! Y es que, tal vez, sean los mismos.
Pero no estoy seguro. Me paseo hasta la Plaza Madrid intentando revivir la película «Los Pájaros» de Alfred Hitchcock. Parece que las gaviotas nos han declarado, ahí, una guerra civil de lo más cruel y fratricida. Pero ni por esas. No me atacó ninguna. Escribí, entonces, el más inverosímil, quizá, de mis deseos. Al despertar, la guerra había concluido. ¿Será verdad?

Etiquetas: