1.- Origen y confirmación de la podredumbre.
Nací entre bolsas de basura / repletas de gusanos. Dame un nombre / y deja que me oville a tus pies. / Necesito que me acaricies.
2.- Juventud, divina comedia... creo leer, pero luego releo: Juventud, divina condena. Se trata del Número 1 de la Revista Efímero. Os lo recomiendo. Hay destellos...
3.- Me envían este poema - bastante conocido - de Pessoa ( no está mal, aunque yo esperaba algún poema de Pound...)
AUTOPSICOGRAFÍA
El poeta es un fingidor
Finge tan completamente
Que hasta finge ser dolor
El dolor que en verdad siente
Y quienes leen lo que escribe
En el dolor leído sienten
No los dos que el poeta vive
Más sólo aquél que no tienen
Y así por las vías rueda
Y entretiene a la razón
El tren girando con cuerda
Que se llama corazón
¿El poeta, un fingidor? En efecto... sólo así es posible trasladar al lenguaje escrito la íntima, singular, experiencia de la otredad. El poeta que es uno mismo y también se sabe otro, se transforma en multitud en el instante en que escribe... Pero que nadie se llame a engaño: esos instantes de trance sólo duran lo que dura el poema: su creación.
Si lo anterior no explica los numerosos heterónimos del buen poeta portugués... lo diré de otra manera:
Su desasosiego era tanto que necesitaba contemplarse continuamente...
4.- Si la miopía - entre otras cosas, claro - convirtió a Marilyn en un mito para varias generaciones, quién osará negarme que cierta mengua - mejor, incluso, si voluntaria - en la audición favorece hasta límites insospechados cualquier relación humana?...
Este tipo especial de sordera agudiza el ingenio, estimula el riego sanguíneo de la musculatura facial, disminuye la viscerabilidad, reestructura el tiempo subjetivo del lenguaje, añade dosis de transigencia y compases de espera, abre puertas de comprensión e inyecta arrobas de ternura, al siempre difícil y noble arte del diálogo. Y además, fomenta el surrealismo.
Espero que los audífonos no se pongan nunca de moda. Ya nos basta con las gafas...
Nací entre bolsas de basura / repletas de gusanos. Dame un nombre / y deja que me oville a tus pies. / Necesito que me acaricies.
2.- Juventud, divina comedia... creo leer, pero luego releo: Juventud, divina condena. Se trata del Número 1 de la Revista Efímero. Os lo recomiendo. Hay destellos...
3.- Me envían este poema - bastante conocido - de Pessoa ( no está mal, aunque yo esperaba algún poema de Pound...)
AUTOPSICOGRAFÍA
El poeta es un fingidor
Finge tan completamente
Que hasta finge ser dolor
El dolor que en verdad siente
Y quienes leen lo que escribe
En el dolor leído sienten
No los dos que el poeta vive
Más sólo aquél que no tienen
Y así por las vías rueda
Y entretiene a la razón
El tren girando con cuerda
Que se llama corazón
¿El poeta, un fingidor? En efecto... sólo así es posible trasladar al lenguaje escrito la íntima, singular, experiencia de la otredad. El poeta que es uno mismo y también se sabe otro, se transforma en multitud en el instante en que escribe... Pero que nadie se llame a engaño: esos instantes de trance sólo duran lo que dura el poema: su creación.
Si lo anterior no explica los numerosos heterónimos del buen poeta portugués... lo diré de otra manera:
Su desasosiego era tanto que necesitaba contemplarse continuamente...
4.- Si la miopía - entre otras cosas, claro - convirtió a Marilyn en un mito para varias generaciones, quién osará negarme que cierta mengua - mejor, incluso, si voluntaria - en la audición favorece hasta límites insospechados cualquier relación humana?...
Este tipo especial de sordera agudiza el ingenio, estimula el riego sanguíneo de la musculatura facial, disminuye la viscerabilidad, reestructura el tiempo subjetivo del lenguaje, añade dosis de transigencia y compases de espera, abre puertas de comprensión e inyecta arrobas de ternura, al siempre difícil y noble arte del diálogo. Y además, fomenta el surrealismo.
Espero que los audífonos no se pongan nunca de moda. Ya nos basta con las gafas...
Etiquetas: Creación, Literatura
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