1.- Me repito para no olvidarme...
¿Cómo acabar con el humanismo sin acabar con el hombre?
" Soy el que más ha sentido el desconcertante desamparo de la lengua en sus relaciones con el pensamiento". Antonin Artaud
Creo en la voz que atraviesa los mundos y transporta el indecible bagaje de un solo poema.
Tengo pruebas, pero igual no te sirven: el vómito del día después, el agotamiento y la asfixia tras una cópula interminable, la sonrisa del niño abandonado en los contenedores de la ignorancia, el alarido del suicida mientras comprueba la voracidad del vértigo, la belleza rota en el parpadeo tenue de unos ojos que podrían ser los tuyos... ( No, no intento conmoverte. Debieras vivir siempre en estado de conmoción pura.)
Hablo del instante sagrado de la poesía que nos convierte en médiums de un conocimiento que nos desborda y aniquila. Pero que también nos culmina en nosotros mismos.
Hablo del regreso a lo que en verdad somos, absolutamente al margen de las circunstancias.
Acepto que pienses que no es tarea fácil escapar de la telaraña, pero aún así no pienso ser condescendiente...
2.- Me repito para olvidarme...
Del ritual que exige máscaras sabiendo que sin sus roles sólo nos queda el caos - o el lenguaje del que habla voluntariamente solo.
De la inocencia que te persigue, esa libidinosa aura de conocimiento y transparencia.
De mis vértebras masacradas aquella noche - lejana en el tiempo - que vuelve una vez y otra con la persistencia de un vacío lógico con anhelos de invasión o antigua territoriedad recobrada.
De otras muchas cosas que sólo habitan en los espejos.
¿Cómo acabar con el humanismo sin acabar con el hombre?
" Soy el que más ha sentido el desconcertante desamparo de la lengua en sus relaciones con el pensamiento". Antonin Artaud
Creo en la voz que atraviesa los mundos y transporta el indecible bagaje de un solo poema.
Tengo pruebas, pero igual no te sirven: el vómito del día después, el agotamiento y la asfixia tras una cópula interminable, la sonrisa del niño abandonado en los contenedores de la ignorancia, el alarido del suicida mientras comprueba la voracidad del vértigo, la belleza rota en el parpadeo tenue de unos ojos que podrían ser los tuyos... ( No, no intento conmoverte. Debieras vivir siempre en estado de conmoción pura.)
Hablo del instante sagrado de la poesía que nos convierte en médiums de un conocimiento que nos desborda y aniquila. Pero que también nos culmina en nosotros mismos.
Hablo del regreso a lo que en verdad somos, absolutamente al margen de las circunstancias.
Acepto que pienses que no es tarea fácil escapar de la telaraña, pero aún así no pienso ser condescendiente...
2.- Me repito para olvidarme...
Del ritual que exige máscaras sabiendo que sin sus roles sólo nos queda el caos - o el lenguaje del que habla voluntariamente solo.
De la inocencia que te persigue, esa libidinosa aura de conocimiento y transparencia.
De mis vértebras masacradas aquella noche - lejana en el tiempo - que vuelve una vez y otra con la persistencia de un vacío lógico con anhelos de invasión o antigua territoriedad recobrada.
De otras muchas cosas que sólo habitan en los espejos.
Etiquetas: Literatura
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