LA TELARAÑA: los negros

lunes, noviembre 10

los negros


La Telaraña en El Mundo.



Estos últimos días –primero con sorpresa y luego con incredulidad- he leído mucho sobre la negritud de Obama. Sin embargo, les puedo asegurar que nunca, ni por un instante, lo tuve por negro, que jamás me paré a especular con ese matiz epitelial que, ahora, parece tan trascendente. Yo no creo que Obama sea negro. Ni por asomo. Negro soy yo, y no de nadie sino de mí mismo. Negros son, también, muchos de mis amigos y conocidos. Román Piña es negro. Ramón Aguiló es negro. José Carlos Llop y Cristóbal Serra son negros. Aquí todos somos bastante negros y los que no lo son –o no quieren serlo- se distraen afiliándose a la OCB o a alguna conserjería de integración, higiene lingüística o paridad étnica. Allí pueden hacer de las suyas y dedicarse a lo que más les gusta: la merienda de negros.

Así, por ejemplo, Bárbara Galmés –blanca, casi albina, como las batas blancas de los médicos, otras víctimas de la emulsión de las autonomías- quiere evaluar a los profesores precisando que la nota no será ni una sanción ni un castigo. No sé qué podrá ser. Igual la amenazante cuenta atrás –un repliegue arcaico, un atentado contra la libertad ajena- que sólo puede concluir con un nivel de catalán implantado a la fuerza o con un adiós definitivo a las aulas.

Mientras tanto, en las futuras reuniones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU –una entelequia en la que, pese a todo, queremos seguir creyendo- pueden llover chuzos de punta si al cielo agitado de Miquel Barceló –esa recreación confesa y confusa de las cuevas del Drach- le da por cumplir con las implacables leyes de la gravedad. Mejor no pensarlo o quizá sí. A nuestra diplomacia –la del sonriente Moratinos- le convendría escapar de la escasa altura del betún a la sombra de Sarkozy y dar, de una puñetera vez, el gran golpe de efecto, el de los cuarenta mil kilos de pintura y pigmentos solidificados desplomándose sobre los representantes de la tribu humana. A ver si así recobramos el prestigio perdido y no sé si algo más. Lo que sea.

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1 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

Aupa negro, mira tú que Asterix temía que se le cayese el cielo encima de la cabeza sin conocer a Barceló.

12 de noviembre de 2008, 18:01  

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