lunes y festivo
La Telaraña en El Mundo.
La semana tiene sus días mejores y sus días peores. Uno acaba reconociéndolos, mal que le pese, porque la rutina y la inercia nos acaban sometiendo, con el paso del tiempo, a un acordeón estridente de hábitos y pequeñas repeticiones que sólo revelan su auténtica dimensión y su oculto sentido cuando, inesperadamente, se quiebran o los quebramos. Hoy es lunes y, además, festivo. Algunos se habrán levantado con la resaca de Halloween –su guiño de horror y pesadilla, su danza festiva con los muertos o mejor aún, con su maquillada parodia cinematográfica- mientras otros, sin embargo, intentarán desprenderse de la tristeza y el recogimiento –a veces, hasta la soledad se palpa- que casi siempre acarrea el aroma añejo a cera y flores, a humedad y desamparo, de Todos Los Santos o Todos Los Muertos. El nombre es lo de menos.
Hoy es lunes y, además, festivo. Algunos lamentarán el trabajo perdido, la quiebra de la empresa, la suspensión de pagos, la lista interminable de facturas pendientes –amontonándose en un rincón oscuro y frío, en una esquina vencida por la decrepitud o la falta de esperanzas- mientras otros sólo se lamentarán del silencio en las calles, ese espectro vacío y pálido, huido y huidizo, en que se convierte Palma, una y otra vez, cuando el calendario tiñe de rojo sus cifras, sin más motivo que cumplir su expediente, su función, su paso calculado y, muchas veces, absurdo.
En días así –hoy es lunes y, además, festivo- lo mejor es dejar que todo se extinga lentamente, el resplandor del gozo y también sus sombras, el análisis del dolor y también el de la alegría, el eco enmarañado de los pensamientos y hasta el eterno desfase entre la realidad y el deseo. Mañana será otro día. Quizá Obama sea ya presidente, quizá Francesc Antich convoque nuevas elecciones, quizá María Antonia Munar deje de estar por sobre su propio entramado y, entonces, el reino de la sospecha se desplome, al fin, sobre nosotros. Pero eso ya será mañana, porque hoy sólo es lunes y, además, festivo.
Hoy es lunes y, además, festivo. Algunos lamentarán el trabajo perdido, la quiebra de la empresa, la suspensión de pagos, la lista interminable de facturas pendientes –amontonándose en un rincón oscuro y frío, en una esquina vencida por la decrepitud o la falta de esperanzas- mientras otros sólo se lamentarán del silencio en las calles, ese espectro vacío y pálido, huido y huidizo, en que se convierte Palma, una y otra vez, cuando el calendario tiñe de rojo sus cifras, sin más motivo que cumplir su expediente, su función, su paso calculado y, muchas veces, absurdo.
En días así –hoy es lunes y, además, festivo- lo mejor es dejar que todo se extinga lentamente, el resplandor del gozo y también sus sombras, el análisis del dolor y también el de la alegría, el eco enmarañado de los pensamientos y hasta el eterno desfase entre la realidad y el deseo. Mañana será otro día. Quizá Obama sea ya presidente, quizá Francesc Antich convoque nuevas elecciones, quizá María Antonia Munar deje de estar por sobre su propio entramado y, entonces, el reino de la sospecha se desplome, al fin, sobre nosotros. Pero eso ya será mañana, porque hoy sólo es lunes y, además, festivo.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
¿Lunes y festivo? ¿Dónde? :-)
Aquí en Palma, corrimos el sábado al lunes:-)
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