LA TELARAÑA: proyecciones

lunes, noviembre 24

proyecciones

La Telaraña en El Mundo.




No sé si el instante presente existe o si sólo es un pálpito, un lugar de espera, una línea imaginaria, un umbral apretado entre las sombras del pasado y las expectativas del futuro. En los años sesenta, cuando niños, el futuro y sus aledaños se nos aparecían bajo una cifra mágica, el año 2000, y un decorado más o menos ingenuo, un lienzo sicodélico de robots domésticos y viajes interestelares. Aquello era sólo el primer intento de un simulacro y, acaso, de un deseo. Una proyección infantil, un error de cálculo. Más tarde, y ya algo mayores, pero todavía no mucho, el futuro empezó a perder, poco a poco, su rostro amable y a mostrar sus fisuras descarnadas, a confundirse con la claustrofobia, con los libros ardiendo en las hogueras, con la soledad y la asfixia de un planeta arrasado por el hombre y el hambre, por la locura y el vértigo.

Pero el tiempo pasa y el futuro retrocede con la misma parsimonia que empleamos todos, también, en envejecer y mejorar, si es que mejoramos, y ese avance y esa huida son simultáneos y encierran la misma persistencia en contabilizar recuerdos, éxitos y fracasos, la misma en ir dejando para después, para luego, para nunca, el futuro que no llega y al que no llegamos, o sí, pero como por azar y sin aceptarlo, como si el asedio no pudiera acabar nunca porque su fin también acabaría con nosotros. Es posible que así sea, pero tampoco es seguro.

En cualquier caso, ahora, en plena crisis global del sistema, el discurso catastrofista empieza a imaginar hordas de parados enfurecidos en una larga marcha no se sabe a dónde. Quizá por eso, y mientras tanto, algunos hacemos cosas raras. Nos paseamos, por ejemplo, por los alrededores del claustro de Sant Antoniet para escrutar las firmas de los pintores que han tomado, en paz, las inexistentes aceras de la calle San Miguel. Hasta he anotado alguno de sus nombres –Martí Company, Ch. Touré, César Villareal- tan sólo por saber si en esos héroes anónimos está también, aunque sea muy escondido, el futuro.

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