LA TELARAÑA: buscando a Obama

sábado, marzo 7

buscando a Obama

La respuesta al debate en El Mundo.



El vendaval de la otra noche me dejó el cabello como un estallido. El asunto no mejoró cuando me pidieron unas líneas sobre los candidatos del Partido Popular –los nuevos y viejos, ambos o ni una cosa ni otra- a la Junta Territorial de Palma. Con estos pelos lo mejor es empezar a restregarse los ojos. Cuidado con los fosfenos.

No es de recibo que Rosa Estaràs pervierta el debate democrático con un simulacro de consenso impuesto. Las cúpulas deben sustentarse en sus pilares, pero no aplastarlos. De los candidatos Serra, Feliu o Martínez sólo conozco sus fotografías en blanco y negro y de Cirer, Rodríguez o Fiol sus actuaciones en el pasado, las que ahora –trastocadas por mi desmemoria selectiva- les avalan o cicatrizan por igual. Parece que el más activo es José María Rodríguez. Qué espanto. ¿No hay más cera que la que arde? ¿Dónde está el Obama del futuro? Ni se le conoce ni se le espera. Mal asunto.

Mientras tanto, igual valdría un candidato que fuera un lienzo en blanco, el yeso virgen donde pudieran esculpirse, a la vez, los deseos de todos: un personaje liberal y conservador y progresista, hombre y mujer, alto y bajo, silencioso y bilingüe, letrado y científico, una especie de Zelig camaleónico –sin Woody Allen- abarcando el espectro de la realidad. Un alma sarcástica contra el poso trágico de la historia.

La democracia tiene su glamour y sus miserias, su libre albedrío y su servidumbre aritmética a mayorías y minorías, su cacería de votos –no siempre con licencia- en las balanzas ideológicas y su arqueología en las cloacas, su trasiego de maletines en un viaje que se desea próspero para todos pero que sólo alcanza para algunos, su elegante, escotado traje de noche pero también su mono de trabajo. La democracia es como un Casino inmenso, con su banca, sus croupiers y mesas electorales, su pléyade de curiosos y tahúres. Todos ellos garantizan que el ritual se cumpla. La Casa Común debiera ganar siempre, pero los deseos y la realidad no siempre coinciden. Estos últimos años Matas y Antich se han alternado en el poder. Sin embargo, siempre gobernó Munar. Pero eso no me extraña. Hace tiempo que dejé de confiar en la suerte. Los dados del azar están trucados y la inteligencia en peligro.

Se busca un candidato ajeno a esa perversa complicidad. Igual aún no ha nacido.

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