Verdades y mentiras
La Telaraña en El Mundo.
Llevo días olisqueando qué se cuece por Wikileaks y sus sucursales españolas. Wikifiltraciones, en Facebook, por ejemplo. Es lo que tiene la opulencia informativa, que te enfrenta al muro de la verdad o de la mentira –esos lugares indescifrables- sin que tengas otra que darle la espalda o pegarte de cabezazos contra sus piedras trituradas, gramaticalmente, por el peso trivial de las anécdotas y el leve polvillo, esa niebla ácida, de las interpretaciones de parte. Pronto llega el agobio y todo resulta tan árido como poco sutil; te dan ganas de desinfectar el ordenador y formatearte, con él, luego. Se acabó lo que se daba. O no.
Siempre hay algo que nos obliga a reiniciarnos una vez y otra; reiniciar nuestras opiniones y alergias, nuestras tirrias y simpatías, nuestro espacio frágil y solitario, tímido y jadeante, sin más censura que la necedad o el vacío, propio y ajeno.
En ese reinicio, lento y difuso, uno podría imaginar la realidad a la manera de Buils, cual una sucesión de informes cazados –y pagados- al vuelo. O como el Consell de Munar y sus votos argentinos, esa puja de sufragios a mano alzada. Con todo, lo peor sería hacer como Antich y desvincularse de la degradación del Tripartito, como si la de su Pacto, aún en el poder, no apestara a niño muerto desde que nació. Y que nos perdone –verdades, mentiras y el silencio del Lobby de Dones- el bueno de César. Descanse en paz.
Etiquetas: Artículos
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