LA TELARAÑA: La medida del miembro

lunes, mayo 2

La medida del miembro

La Telaraña en El Mundo.

Cojo un par de noticias, como por azar, asumiendo que el azar no existe y que la quimera de echarle un pulso a la realidad tiene su truco, su oblicua forma de escoger qué temas nos atañen, qué contextos nos alarman, qué rodeos nos seducen permitiéndonos, además, no ceñirnos a las anécdotas sino ampliar la espiral del pensamiento más allá de los titulares y las paráfrasis. Todo está siempre por escribir, aunque sea gracias a las elipsis, a la letra menuda e inteligible manuscrita, a veces, en los márgenes más estrechos. O entrelíneas.
Pero el lugar aquí no importa. Algunas nuevas refulgen. «Crece la demanda de jóvenes que quieren alargar su pene» nos dicen desde la Asociación de Andrología y uno, que conoce a Rosselló Barbará desde hace lustros, intuye que es cierto, y que una disfunción eréctil es tan nociva, en Baleares, como una lengua oficialmente castrada. No extraña que nuestros chicos lleguen, luego, a la UIB y precisen que una prótesis o un estiramiento en toda la regla les devuelva las ganas de entender el mundo. De penetrarlo. De conquistarlo, si cabe.
Luego me dejo caer por la sección -es un por decir- de Cultura y leo que IB3 debe 3 millones a la SGAE. No está mal. Con todo, y antes de perderme en el laberinto de los latrocinios, se me ocurre preguntarme cuánto nos deben ambos entes a cada uno de nosotros. Seguro que un huevo y parte del otro. O un larguísimo pene nuevo.


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