La colleja contundente
La Telaraña en El Mundo.
Si los
estudiantes tomaran las aulas e hicieran con, o en, ellas, algo de provecho nos
lo tendríamos que pensar. Pero no es eso. Lo suyo se limita a tomar por la
fuerza las conserjerías -en este caso, la de Cultura- y en ser, además, tan
burros, fetichistas y soeces como para subir el vídeo de sus hazañas bélicas a
YouTube. Nada mejor que exhibirse, sin pudor, en el refugio virtual de la nube
para acabar perdiendo de vista la realidad. O su holograma.
Porque el chaval
-al que no conozco, ni ganas- se queja de que la jefa del gabinete de Bosch le ha pegado una especie de colleja
contundente (sic). Y, además, le pone una denuncia a la buena -o mala, porque
tampoco la conozco- de Ana María
Rodríguez, para que conste su orgullo patrio herido, el moratón hormonal en
el encefalograma plano de unos jóvenes, en fin, sin más colapso intelectual que
los Países Catalanes. Debió sonar hueca la contundente colleja.
Pero así va todo.
Para hoy se espera un sonoro pitido al himno nacional y al Príncipe, pero resulta
que los únicos que se han tomado en serio el trivial gesto son los de Falange,
que convocaron una manifestación a la misma hora del partido y la bronca. Se
juntan, pues, y se enfrentan, lo malo y lo peor, o viceversa. Así se demuestra lo
que ya intuíamos. Que son lo mismo. Nada contra nada. Los ridículos teloneros
de un partido que, sin embargo, no pienso perderme.
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