La suerte del guardaespaldas
La Telaraña en El Mundo.
No nos queda otra
que ser absolutamente escépticos. El jueves pasado, Bankia se desplomaba en la
Bolsa y, al día siguiente, subía algo así como un 20%. A saber cómo andará hoy,
si es que aún anda. Pero no hace falta ser economista para saber que es así
como funciona el negocio y que es así, exactamente así, como alguien -y no
alguien cualquiera, sino algún pez muy gordo- se ganó en esas veinticuatro
horas de zozobra y especulación un auténtico dineral de considerables
proporciones.
La mesa, pues,
está servida. Las fichas y los crupieres, en sus sitios. Los jugadores dispuestos y atentos, desde la atalaya de sus
inverosímiles sombras. Alrededor, los rumores son de ahorro y recortes, de vértigo
en los balances y las cuentas corrientes, de miedo a perder lo que se tiene o
lo que se cree tener. No sé qué música estará sonando. Tal vez, Wagner. O, quizá, Béla Bartók. Nadie conoce a Béla
Bartók, escribió Cortázar. La
verdad es que hay cosas que nunca cambian.
O sí, pero muy
poco. Bauzá, por ejemplo, pasa de
que le lancen piedras en Manacor a sólo huevos en Inca. La cosa mejora, aunque
me quede una gran duda. No sé si todos los guardaespaldas de Bauzá son calvos
-o se rapan al cero- o es que, a juzgar por las fotografías, las piedras y los
huevos se los lleva siempre la misma persona. Ya sería mala suerte. Con todo,
hasta que los recortes no den paso a medidas que impulsen, de veras, el
crecimiento económico, a Bauzá le esperan muchas broncas y al guardaespaldas
ese, ni les cuento.
Etiquetas: Artículos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home