LA TELARAÑA: El rap de la cárcel

viernes, mayo 25

El rap de la cárcel


La Telaraña en El Mundo



 No es fácil, ni siquiera buscándolo en Google, saber qué países son los mejores cuando se trata de fugarse de la justicia española. En principio, Nueva Zelanda, Australia, Singapur, Afganistán, Corea del Norte, Irak, Irán o Somalia no tienen, al parecer, tratado de extradición con España, pero eso no garantiza absolutamente nada. El mundo es un lugar administrativamente muy complejo donde acaba resultando que cada país y cada administración tienen su propia manera de entender la corrupción; y según el dinero o el poder que manejes u ostentes más posibilidades tienes de encontrar, por así decirlo, el paraíso en la tierra más allá de los barrotes rígidos de las cárceles, más allá de las horas muertas del tedio y la privación física de libertad, más allá de la inmensa e incalificable cobardía de no dar la cara, de no responsabilizarse, en fin, de lo que uno hace o deja de hacer, de no luchar contra la quisquillosa letra de las leyes con el espíritu y el trasfondo, con la propia interpretación vital de esas mismas leyes. O viceversa.
 Parece, con todo, que ya no hace falta irse muy lejos para estar a resguardo de las garras de la justicia española. Ahí tienen, por ejemplo, a los miembros del formidable gobierno catalán en el exilio dando tumbos, conferencias y performances de lo más variado en el corazón mismo de Europa: en Bruselas, en Suiza y hasta, contra todo pronóstico, en Alemania, sin que ningún juzgado de por allí, de momento, parezca tener intención alguna de devolvérnoslos a España, si no por sus penas o sus pecados, por lo que sea, por algo, por cualquier cosa. Algo habrán hecho. ¿No?
 Mientras tanto, Valtonyc, nuestro rapero más universal (y la verdad es que no veo forma de arrebatarle ese prestigioso título) ha decidido sumarse, uno más, al carro de los que corren y huyen cuando vienen mal dadas y la justicia llama firme y ceremoniosamente, con el apremio solemne de la autoridad, a las puertas de sus casas y sus vidas. Creo que anda por Bruselas presumiendo de ser independentista y de izquierdas, según nos informa, generosamente, su Grupo de Apoyo. ¡Es la hostia, esta gente tiene hasta grupos de apoyo! En fin. Pelillos a la mar. No soy juez ni policía ni tampoco fiscal o abogado. Sé que vivir es buscarse la vida y que una temporada en la cárcel ofrece muy pocos alicientes: la compañía no suele ser muy grata y tanto el alojamiento como el sustento (aunque gratuitos, lo que no es moco de pavo en estos días de interminable crisis) son manifiestamente mejorables. Vivir es buscarse la vida, ya lo dije. Y no sé si un rap desde Bruselas sonará igual de auténtico que desde la cárcel. Vivir es buscarse la vida, lo repito. Nada, pues, que tenga que ver con injuriar, insultar o amenazar gravemente la vida de los demás.



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