LA TELARAÑA: Ejercicio de cinismo

sábado, marzo 20

Ejercicio de cinismo

La pregunta del sábado en El Mundo: ¿Cree que los partidos mayoritarios deben llegar a acuerdos con UM ahora que no está Munar?


Sí. Hoy me toca defender la sombra ácida y el aliento sulfúrico del Diablo en su versión más prosaica y catastral, la ebullición opaca y subterránea en la Lonja clandestina de sus dominios, el mercantilismo y la especulación, sin límites palpables, de sus emisarios, la hipnosis ciega de su legión de adoradores, la herencia apócrifa de un Fausto postmoderno -pero tan anciano como siempre- con un solemne carnet político entre las manos (o en la boca) y nada, o muy poco, en la frente, junto las sienes. Quizá un par de cuernos gloriosamente retorcidos y florecientes. Iluminados. Quizá el sudor frío de un farol arrastrado en el lodo grasiento de una timba nocturna. Quizá una mirada oblicua, un guiño lascivo y unos maletines repletos de letras vencidas. La higuera en llamas de la usura. El perfil andrajoso de la ausencia de ideas e inteligencia. El clamor del silencio. La huelga de la transparencia. La danza tribal en torno a un becerro de oro y cuentas corrientes. El sacrilegio del poder. Inefable panorama.

Pero me asaltan las dudas más corrosivas, mire allá donde mire. Incluso en los rincones más ocultos y olvidados, por si me pierdo algo que no debiera. Para empezar, no sé yo si María Antonia Munar ya no está. ¿No está como Presidenta de la Cámara? ¿No está físicamente retozando entre los cortinajes y las cariátides? ¿No está en parte alguna? ¿Está a la sombra definitiva de las rejas y al abrigo demoledor, eterno, del mundanal ruido? ¿Ha desaparecido de la faz mundana de la cosa política? ¿Nadie la recuerda o la apoya? ¿Nadie la sigue llevando bajo palio? ¿Todos la olvidaron? Si así fuera, entonces sí que entendería sus lágrimas curtidas, de auténtico cocodrilo subsahariano, en su última comparecencia en el Juzgado de Palma. Pero ya no me creo sus lágrimas. En realidad, no me creo nada de nada.

Es por eso que hoy apoyaré el cinismo de los pactos con UM. Es por eso que hoy aplaudiré los mil y un acuerdos que todavía verán nuestros ojos entre Antich y la sombra fantasmal de Munar, entre los nacionalistas del PSM y la sombra espectral de Munar, entre Biel Barceló, Grosske o LLadó y la sombra espiritual de Munar, entre Bauzá o Rodríguez y la sombra quimérica de Munar. Entre Josep Melià y su propia sombra. Así es la política balear. Un cónclave de sombras en busca del mejor cobijo. Y seguro que hay sombras -y también cobijo- para todos. Aleluya.

Etiquetas: