LA TELARAÑA: La fe de los paganos

sábado, noviembre 17

La fe de los paganos

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que el Gobierno de Rajoy debería mantener el Palacio de Marivent?
 
 No. Podemos pensar que la contabilidad, esa ciencia compleja pero familiar y entrañable, es sólo un tema de bienes tangibles que se acumulan a un lado, normalmente siniestro, de la balanza esperando que otra serie de bienes de signo contrario anulen los desequilibrios y conviertan el saldo en la exacta representación de la vertical perfecta de las doce del mediodía o de la medianoche, la aguja erecta del fiel alzada contra el plano incierto del cielo y el haz simbólico -invisible- de las constelaciones. Paz aquí y gloria donde proceda. Y que no decaiga.
 Pero no es así. Hay otra serie intangible de factores que hay que tener muy en cuenta, porque encierran -sin que sepamos cómo- una especie de valor añadido, una aureola mística y religiosa, que va más allá de los números, el peso y las medidas, algo que añade o resta gravedad a las operaciones matemáticas y a la lógica misma con que nos desenvolvemos. Con escaso éxito, es cierto, pero qué es la vida, sino una prueba de fe constante en busca de ese acierto último que nunca llega, porque nos enredan las curiosidades de un magnífico error tras otro; una búsqueda perpetua del equilibrio perdido o, en su defecto, de la suficiente madurez como para saber que pase lo que pase, no pasa nada. Todo sigue su curso y cada cual ocupa el lugar que puede o el que le dejan; el que, en ocasiones, hasta nos acaba gustando, pese a que una voz interior nos murmure que no, que no era eso, que era otra cosa. Pero ¿cuál? Ah, lo ignoramos.
 Por ello nos da exactamente lo mismo quién pague los gastos de mantenimiento del Palacio de Marivent. Es sólo una intuición, pero qué nos importa si los paga Rajoy, Bauzá o la Familia Real de su propio arcón, si el dinero, a fin de cuentas, siempre proviene de nuestros bolsillos y somos nosotros -todos, con nuestros impuestos y sudores- los que mantenemos en pie esta ficción real en la que vivimos igual que moriremos.

 

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