LA TELARAÑA: El año sabático

sábado, diciembre 29

El año sabático

La respuesta al debate de los sábados en El Mundo: ¿Cree que la situación económica mejorará en 2013 en Baleares?
 
 
 No. Pese a nuestra providencial soledad geográfica en mitad de ninguna parte (o en el centro de todas, según se mire o se quiera ver: pura y simple especulación, si no delirio) no estamos, por supuesto, tan lejos ni tan aislados del resto del mundo como para llegar a creer, precisamente, que el paraíso de los brotes verdes vaya a cuajar aquí antes que en cualquier otra parte. Ya no existe -no, al menos, en el desolador paisaje actual de nuestra rácana consciencia individual y colectiva- ningún monte desierto en los aledaños de la ciudad de Betsaida. Tampoco hay ningún vergel de matorrales hambrientos y arenas cálidas en las orillas infernales del lago Tiberíades. Y no parece que a estas alturas de la fiesta (tan decadente, que simula la orgía póstuma de un funeral) nadie pueda convencernos de que el verdadero Pan desciende del Cielo y viene, además, de Dios.
 Obviémoslo, pues, porque ya cambió el signo de los tiempos y es muy posible, de hecho, que nunca fuera así por mucho que las instituciones del viejo Estado protector -siempre contando con la impagable ayuda profesional de los sindicatos- nos sigan, pese a todo, intentando revender nuestro derecho ancestral a un Bienestar que ya no sé si merecemos. ¡Y además qué puede importar eso, si ya llevamos varias generaciones pagando esa cobarde, falsa y hasta extenuante hipoteca!
 Basta, sin embargo, mirar alrededor para presentir, adentro -y más que como un rumor, como una lluvia de alfileres-, el paisaje calcinado de la crisis, la economía doméstica bajo los mínimos de la tijera afilada del terror, el dinero ahuecando el ala por entre las revueltas inverosímiles de las agencias calificadoras, la sombra turbadora de los desahucios revoloteando como un sarpullido de nubes muy negras, la política convertida en el remedo cruel de una economía arrasada -un pillaje, una emboscada, una aparatosa y pueril guerra de guerrillas- donde la salida común (que la propia, ni se sabe) es el calvario lento, pero firme y decidido, hacia los multitudinarios calabozos del recogimiento o, en su defecto, de la imputación. Visto lo que hay y, sobre todo, lo que se prevé, me da que puedo ir pensando en el 2013 como en un magnífico año sabático.

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