La terapia del lodo
La respuesta a la pregunta de los sábados en El Mundo: ¿Está de acuerdo con que el Consell revise los contratos de gestión de residuos
de Mallorca?
Sí. Venía a sugerir Jorge
Luis Borges -aunque en otro contexto, mucho menos prosaico que este- que
algo queda de nosotros y nuestras habilidades más íntimas en los objetos que
manipulamos. Y al revés, que algo nos trasmiten los objetos que usamos, porque
otros les dejaron, con anterioridad, el sudor de su propia huella, su carácter,
sus vacilaciones. Es así, tal vez, que el puñal aprende de nosotros como
nosotros aprendemos de él y el mundo se convierte en una suma de saberes y
mutilaciones, que heredamos al igual que transmitimos. Pienso, por ejemplo, en
nuestra indudable destreza depredadora y especulativa, pero también en la
música que podría engendrar una máquina de escribir que aún recordase el tacto
difuso de los que supieron dejarse la vida -y quizá algo más- entre las luces y
sombras de las metáforas, las contradicciones y las analogías.
Etiquetas: Artículos
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