Deben andar poseídos por alguna fe que me resulta esquiva
desde hace décadas. O por intereses personales que ya no me atañen y que sólo
compartí, si acaso de forma tangencial, cuando no tenía ni la más remota idea
de cómo funcionaba el mundo, las corrientes de opinión, los partidos políticos
y, de paso, la sociedad entera. Sus curiosas filias. Sus voraces fobias.
Me refiero a ese entramado que se genera, al parecer, cuando
se juntan más de dos personas y que sólo desaparece, por fortuna, cuando uno
decide mantenerse al margen de todo y asume que, pese a seguir chapoteando en
la ignorancia, no está obligado a la ingenuidad de comulgar con ruedas de
molino. Con ninguna, por supuesto.
Pero ahí están. La ejecutiva del PSIB-PSOE posó para la
foto, aunque fueron sus declaraciones las que mejor les retrataron. No, no
condenaron el escrache ni las
agresiones físicas (y políticas) de Valtònyc.
Nada de eso. Se limitaron a presentar su «Propuesta sobre la articulación
federal de España». Es decir, su deseo de manejar más impuestos y competencias.
¡Ellos, ellos por nosotros! Dan ganas de salir corriendo, pero no lo haremos,
porque la insignificancia de unos (y de otros) sólo corrobora el gran artificio
del que viven. A nuestra costa.
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