Iluminaciones y senderos
La Telaraña en El Mundo.
Huele a cera, aunque no haya mucha más que la arde y los
pasos se achiquen y se vuelvan cada vez más lentos, como si la cuesta fuera
siempre hacia arriba y no se vislumbrara la esperanza o la posibilidad del
regreso. Pero no es mal viaje, con todo, esta ascensión solemne y ordenada
entre tanto alboroto tribal y miedo, entre tanto ruido de tambores y asfixia,
entre tanta persecución e incontinencia: sólo física o verbal, porque el
espíritu parece haberse tomado unas largas vacaciones. Igual se las merecía y
ahora nos toca pagarle, una a una, la eternidad de sus horas extras.
Etiquetas: Artículos
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