LA TELARAÑA: La libertad del nómada

martes, diciembre 3

La libertad del nómada


La Telaraña en El Mundo.
 
 Puede que una fotografía sólo sea un instante detenido, una reducción de los sentidos, un aparte subjetivo de la acción que se nos fija en la retina sin tener otro vínculo con la realidad que el que queramos otorgarle. Quizá algo simbólico. El fragmento que salvamos de un sueño o que nos precipita en una recurrente pesadilla.
 Será por eso que no sé qué pinta Francina Armengol, situada entre Rubalcaba y Pere Navarro, en el epicentro de un mitin en Vall d´Hebron. No sé si su presencia obedece a la necesidad de mostrar al mundo lo bien que funciona el federalismo cuando ya no quedan otros eufemismos territoriales (es decir, políticos) por exprimir. O si conviene contraponer a Rubalcaba, que encarna el centro difuso del nuevo Estado imaginado por los socialistas (del que sólo sabemos cuánto se asemeja al actual), el exotismo salvaje de Armengol: los paraísos artificiales de Ultramar que hay que domesticar cuanto antes. O como sea.
 Pero a lo que iba. Dice Armengol que no quiere fronteras entre Cataluña y Baleares; y ello nos parece muy bien, aunque nos duela el horror a los falsos límites y al concepto fronterizo en sí mismo: esa línea imaginaria que no vislumbro en parte alguna y que Armengol establece, exactamente, alrededor de Cataluña, Baleares y Valencia. Es decir, justo en el abismo de los Países Catalanes, la entelequia fundacional de su lengua propia. Nada peor, en fin, que inventarse fronteras e imaginar la realidad como un montón solapado de mapas contra la libertad, esencialmente nómada, de la existencia.
 


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