LA TELARAÑA: Palacetes de invierno

martes, diciembre 23

Palacetes de invierno


La Telaraña en El Mundo.
 
 Una curiosa aglomeración en las escaleras del Mercado del Olivar me desvió, el sábado pasado, de mis pasos (y también de mis pensamientos) para ofrecerme el espectáculo de Pedro Sánchez, el líder socialista que aún no se sabe si será el gran líder socialista de los próximos cuatro años, atendiendo a los medios, repartiendo sonrisas y estrechando manos; haciéndose selfies (autofotos, en castellano) con la mamá y la abuela, con los jóvenes, los niños y las niñas, con el personal radiante y jubiloso de su club de fans. O con el de Francina Armengol, que le acompañaba presumiendo, en su papel de anfitriona, de sonrisa cómplice y hasta hospitalaria.
 Lo cierto es que las escaleras del Olivar no son especialmente míticas ni cinematográficas. No dan para ninguna revolución más allá de las quimeras personales. Allí se reúnen, a veces, algunos mendigos y piden limosna y comparten el vino. Allí una chica negra baila sola y atormentada, mientras habla con no se sabe quién a grandes voces.
 Pero dejémonos de anécdotas y vayamos al grano. No creo que exista nada tan agotador y estresante como someterse a ese primer grado de la multitud y los medios en vivo y en directo. Nada, salvo trabajar de verdad, por supuesto. Nada, salvo edificar los palacetes y los jardines, las revoluciones, reformas y contrarreformas de nuestros sueños con el sudor y el esfuerzo de las propias manos moldeando el barro áspero y gris de los días. Eso es algo que Armengol, al menos, debería de saber muy bien, pero no estoy muy seguro yo de que lo sepa. No.
 

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