luces de ciudad
La Telaraña en El Mundo.
Quizá una ciudad sea un ser vivo, algo así como un animal perezoso y somnoliento que sólo sale de su letargo y alza sus garras cuando percibe, acaso amenazante, nuestra presencia, cuando escucha nuestros pasos y adivina nuestras voces, cuando advierte, al fin, que nuestros deseos pueden entrar en conflicto con la terrible pesadilla de sus propios sueños. Los sueños de una ciudad no los conoce ni su alcaldesa. Quizá, por eso, Aina Calvo acaba el año recortando gastos en la iluminación navideña. Menos días y horas de luz, menos ambiente navideño. Será la crisis.
Recuerdo, no obstante, haber visitado ciudades muy silenciosas y tímidas donde todos parecían andar de puntillas, quizá por no despertar a la bestia dormida, quizá, sólo, para admirar, en paz y silencio, sus infinitas luces colgantes como puentes, su entramado de avenidas y bulevares, sus rotondas y zocos, su olor maduro a vida, a urbe habitada, a oasis. Entre esos recuerdos y la realidad media un abismo.
Algo se mueve en el Ayuntamiento de Palma. De momento, la Unidad Administrativa de Correspondencia –sector de notificaciones en la lengua única de la Administración- parece haber puesto en marcha, al fin, sus reciclados ordenadores para reclamar a los ciudadanos las plusvalías y tasas impagadas, conceptos que acatamos con la resignación de costumbre. Hay que hacer caja y algo más. A Aina le entró la prisa y ahora quiere crear seis ejes cívicos (sic) a través de la ciudad hasta convertir Cort en la nueva Roma donde confluyan todos los caminos. Quiere remodelar el Baluard del Príncep -una magnífica idea heredada- quizá para enaltecer aún más su astroso Museo, conectar el Parc de la Mar con la Fachada Marítima, levantar una pérgola enorme no sé dónde, recuperar no sé qué espacios y, aunque nada haya dicho sobre GESA, devolvernos una ciudad reconstruida hasta que un futuro consistorio decida rehacerla de nuevo. Así cambia la ciudad a la que, como mutantes hipnotizados, siempre regresamos sin saber muy bien por qué.
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Llegó Diciembre a Luke y también mis Apuntes 10.
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Quizá una ciudad sea un ser vivo, algo así como un animal perezoso y somnoliento que sólo sale de su letargo y alza sus garras cuando percibe, acaso amenazante, nuestra presencia, cuando escucha nuestros pasos y adivina nuestras voces, cuando advierte, al fin, que nuestros deseos pueden entrar en conflicto con la terrible pesadilla de sus propios sueños. Los sueños de una ciudad no los conoce ni su alcaldesa. Quizá, por eso, Aina Calvo acaba el año recortando gastos en la iluminación navideña. Menos días y horas de luz, menos ambiente navideño. Será la crisis.
Recuerdo, no obstante, haber visitado ciudades muy silenciosas y tímidas donde todos parecían andar de puntillas, quizá por no despertar a la bestia dormida, quizá, sólo, para admirar, en paz y silencio, sus infinitas luces colgantes como puentes, su entramado de avenidas y bulevares, sus rotondas y zocos, su olor maduro a vida, a urbe habitada, a oasis. Entre esos recuerdos y la realidad media un abismo.
Algo se mueve en el Ayuntamiento de Palma. De momento, la Unidad Administrativa de Correspondencia –sector de notificaciones en la lengua única de la Administración- parece haber puesto en marcha, al fin, sus reciclados ordenadores para reclamar a los ciudadanos las plusvalías y tasas impagadas, conceptos que acatamos con la resignación de costumbre. Hay que hacer caja y algo más. A Aina le entró la prisa y ahora quiere crear seis ejes cívicos (sic) a través de la ciudad hasta convertir Cort en la nueva Roma donde confluyan todos los caminos. Quiere remodelar el Baluard del Príncep -una magnífica idea heredada- quizá para enaltecer aún más su astroso Museo, conectar el Parc de la Mar con la Fachada Marítima, levantar una pérgola enorme no sé dónde, recuperar no sé qué espacios y, aunque nada haya dicho sobre GESA, devolvernos una ciudad reconstruida hasta que un futuro consistorio decida rehacerla de nuevo. Así cambia la ciudad a la que, como mutantes hipnotizados, siempre regresamos sin saber muy bien por qué.
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Llegó Diciembre a Luke y también mis Apuntes 10.
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Acabo de regresar de Berlín. Magnífica ciudad muy distinta -que no peor ni mejor- que otras muchas que también valen una misa o algo así (pienso ahora en París, Londres o Madrid). Seguiré cuando haya descansado un par de horas... Y con fotos.
Etiquetas: Artículos, Literatura, Varios
3 Comments:
Feliz regreso y mejor estancia...
En eso estamos, querido. Feliz y fatigado. Un abrazo!
El SACU sevillano me ha hecho pensar en la UAC palmesana. Dé usted ideas a la administración local: cómo llevar a cabo un noviazgo (festeig?) como es preciso. Compensaría, ni que fuese tarde y mal, el episodio catedralicio.
Como puede ver que en todas partes cuecen habas. Lo que no es consuelo, claro está.
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