LA TELARAÑA: Baile de máscaras

lunes, febrero 15

Baile de máscaras

La Telaraña en El Mundo.


Al fin, una buena noticia. El Ayuntamiento de Pollença es el primero de España, según la Asociación de Internautas, que se ha alzado contra el canon digital. No sé a qué espera Aina Calvo -si aún sigue de alcaldesa- en sumarse a esa lucha y a otras. ¿Cuánto recaudó la insaciable SGAE durante las verbenas de San Sebastián? Convendría saberlo. O quizá no. Ignoro qué mano mece la cuna y con ella los presupuestos y quién sabe qué otros temas. Sólo de pensarlo, espanta.

Pero se supone que ya pasó Carnaval, que se disfrazaron de lo que quisieron, según su voluntad, osadía o bolsillo. Fueron mulatas enloquecidas, por ejemplo, o peregrinos circunspectos siempre en camino a Santiago, fueron pastores de rondalla o toreros, vampiros, vampiresas, fascinantes máscaras del deseo ajeno o sumisos funcionarios del propio. Tal vez fueron, tan sólo, simples ciudadanos con aires de haberse perdido entre el gentío, ajenos al por qué y al para qué de la fiesta. La fiesta no va igual con todos.

Los hay que disfrutan de comparsas y los hay que darían la vida por un instante bajo el calor de los focos y los aplausos y hasta la soledad amarga (me dicen) del éxito: el dilema ficticio, pero goyesco, entre ser y aparentar. Nunca entendí esa sutil diferencia que, sin embargo, parece mover el mundo, instigar su danza y aliviar su chirriante engranaje. Lástima que, aún así, el estruendo siga siendo ensordecedor.

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