Rebelión en la Granja
La Telaraña en El Mundo.
No se debe reprender a nadie por unirse, a título propio, a la causa que sea, ni aun a la más infame. Yo mismo me sumé -sin pudor pero sin orgullo- a varios grupos de Facebook en contra, por ejemplo, de Munar y su cuadra, la clamorosa levedad de Pajín o el abuso de las comisiones bancarias. Contra el horror (como contra el tupé del "compatriota" Joan Tardà) siempre es bueno, o lo parece, postularse. Pero no sé yo. Hay algo que se me escapa, y que barrunto malsano, en este Fuenteovejuna coral de rebotarse contra lo que nos hastía. Quizá lo que se gane en clamor cuantitativo se pierda en calidad e independencia crítica.
Por eso me aturde el afán corporativo de unos veinte escritores catalanes -Sebastiá Alzamora al frente, faltaría más- por dar una imagen unitaria del independentismo y las consultas orgánicas de fin de mes en varias aldeas de Cataluña. Está muy bien ser independientes. Pero para serlo, sobran la unidad monolítica y su hoja de ruta única (que sólo puede conducir al matadero). Es lo contrario, lo que sí hace falta. Es la dispersión. Es la libertad. Y es la inteligencia.
Pero no voy a cargar de más las tintas. Quizá padezcan la mutación de algún gen gregario -una enzima, un brote químico- que les hace, un buen día, desayunarse adictos a una causa y acostarse abducidos por otra, sin reparar, ni por asomo, en que no es la misma, sino su opuesta. Cosas más raras he visto.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Quejarse en panda me lleva a la vagancia de delegar en los otros el trabajo de la crítica. Pero ya es un tic.
Tic tac tic tac y así va pasando el tiempo;-) Un abrazo!
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