LA TELARAÑA: El fin del mundo

lunes, julio 23

El fin del mundo

La Telaraña en El Mundo. 

 Igual vamos en procesión hacia el abismo y hasta es posible que se cumplan, mediado diciembre de este inhóspito 2012, los agüeros del calendario maya y acabe sucediendo eso, tan bíblico e impreciso, que llaman el fin del mundo. Pero no sé a qué mundo se refieren. Y es posible, también, que la legión intermitente y obsesiva de profetas del Armagedón acaben celebrando, no la abolición de la humanidad sobre la tierra -que eso no podrían, en ningún caso, celebrarlo-, sino el cambio radical de nuestra actual forma de vida y no sé si de la suya.
 Todo cambia y más cuando parece que se derrumba. Todo tiembla cuando el magma o el fuego interior de un sistema vivo se resquebraja y el humo y las cenizas nos invaden y los ojos acaban sólo por ver lo que les conviene -o lo que sueñan- y la palabra empieza a perder su sentido original de revelación. O Apocalipsis.
 Puede que una única vida no dé para enormes cambios bruscos de dirección y hábitos, intereses, prioridades, pero sí que da, pese a todo, para bastantes virajes y saltos en el vacío, aunque adaptarse al vértigo sea poco menos que una necesaria tortura. A mi me gustan las empresas difíciles y hasta los paisajes imposibles. Suelen vencerme, claro, pero suceden, de vez en cuando, pequeñas victorias parciales que acaban dando sentido a la vida entera. O eso creo.

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