LA TELARAÑA: La difícil normalidad

viernes, julio 20

La difícil normalidad

La Telaraña en El Mundo. 

 Hay leyes que, además de superfluas, son molestas e inicuas, ridículas, destempladas y hasta, quizá, saturninas. Leyes peculiares que exaltan ciertas formas perversas de enfrentarse a la vida y que, en vez de acentuar lo que nos une, resaltan lo que nos separa. Leyes trufadas de arquetipos y sofismas, que convierten la convivencia en el roto de una caricatura reglada en la que se nos obliga a representar el penoso papel de una cobaya. Una de ellas sigue siendo la Ley de Normalización Lingüística. 

 Y lo sigue siendo, porque Bauzá, en vez de derogarla del todo, se ha limitado a reformar algún aspecto de la Ley de la Función Pública. Ya nos vale, pensarán unos. Ya no nos hará falta la cédula de pureza lingüística para trabajar en la administración, pensarán otros. Y es que nos conformamos con tan poco que, quizá por eso, tenemos lo que nos merecemos. Una media verdad o mentira. Una libertad a medias. 

 Nunca intenté ser funcionario. Banquero, sí, pero creo que me atasqué en algún test psicotécnico o perdí el oremus con algunas faldas que me rondaban. Pelillos a la mar o al desierto de los días. No sé si este país es normal o no. Pero sólo se dejan normalizar los que no se sienten normales. Igual los políticos saben por qué.

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