La respuesta al debate de los sábados en
El Mundo: ¿
Está de acuerdo con que el Govern mantenga abiertos el Hospital Joan March y el
General?
Sí. Ya en otra ocasión, aunque bajo los auspicios de mi
exigente hipocondría, defendí la necesidad de que Palma contara con cuantos más
hospitales mejor. Uno en cada esquina, si pudiera ser, para equilibrar su
número, por ejemplo, con el de los infinitos bares, garitos y pubs donde
aprendimos que la vida era ir sorbiendo palabras y deseos -revueltos, pero no
agitados, por favor- a un ritmo que sabíamos tan insalubre como palpitante. ¿No
es eso, también, lo que sentimos en los estancos repletos de un humo antiguo
que ya no huele, mientras perseguimos, sin éxito, la compañía de las seductoras
mujeres que ya no fuman? ¿O en las bibliotecas, con las gafas empañadas por la
emoción o el hastío, las hojas de papel cerúleo, las miradas furtivas y los
silencios cómplices?
Pues todo eso es, más o menos, la vida. O lo que de ella
perdimos, porque la realidad es siempre lo que acontece y no otra cosa; y es
cierto que, día a día, nos vamos desprendiendo, como si el otoño hubiera
desembarcado sobre nosotros, de muchas de aquellas fantasías que nos hicieron
más felices y menos plúmbeos, más reales y también absurdos, más humanos, en
fin, pese a que ya intuíamos que no nos iba a ser posible escapar del corrosivo
gris contable de la mediocridad, la inercia y los recortes. Quizá vivir exija
saber mutilarse a tiempo. Cómo duele.
Pero esa misma contabilidad, en la que fracasamos, nos
devuelve ahora dos hospitales -el Joan March y el General- que ya creíamos
perdidos. No sé si es un milagro o la prueba de que, dando bandazos, puede
acaecer cualquier cosa. Miren. Nada sé de balances, pero puesto a dar ideas, no
sería muy descabellado convertir las ruinas paralizadas del Palacio de
Congresos en otro sarpullido de médicos, enfermeras, quirófanos y salas de
espera atestadas de militantes, sindicalistas y filólogos (de la OCB, el STEI o
la UIB, por ejemplo) airados. Y no, no es broma, sino pragmatismo.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Hombre, igual no es necesario automutilarse, puede bastar con encender el bluetooth, que es como se liga ahora en las bibliotecas, jajaja.
Apss, pues es verdad;-)
Saludos!
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