Puede que todo se contagie, pero cuando, además, es algo
soez, entonces no sólo se propaga, sino que la infección se multiplica de forma
sobrenatural. Esa es la sensación que me han deparado un par de visitas a la
página de «El Informer» de la UIB, una más que dudosa aplicación informática de
Facebook, mediante la que los incautos estudiantes -o no- de la universidad
balear envían, en principio de forma anónima, sus mensajes sobre lo que les peta.
De hecho, sólo se trata de una gran eclosión hormonal de la
que no cabe sacar demasiadas conclusiones. Seamos serios. El auténtico poema
espiritual de la UIB no se titula «Oda a tu culo y mi salami», aunque hace un
rato ya gustaba a más de cien personas y a saber a cuántas, ahora. Vaya éxito.
Pero el problema no es lo trivial del asunto, que uno no
espera, tampoco, encontrar un Wikileaks universitario en un cotilleo bilingüe
2.0. No. El tema es que, con el gancho del anonimato, los que utilizan este tipo
de aplicaciones no sólo se retratan, que ya tiene su miga, sino que, además,
están exponiendo, sin saberlo, sus propios datos personales al creador del
programa. Claro, que si todo se reduce a un culo y un salami, pues nada.
Pelillos a la mar. O esto es lo que hay y no hay más.
Etiquetas: Artículos
2 Comments:
Y a la vista está cual es la lengua vehicular prioritaria de las hormonas en el recreo.
Faltaría más! :-P
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