LA TELARAÑA: El camuflaje

viernes, julio 19

El camuflaje


La Telaraña en El Mundo.
 
 La sensación es de hastío. Nos están haciendo perder demasiado tiempo y energía. Demasiadas lecciones de cinismo mal ilustrado: mucha paja y mucha viga en el ojo ajeno y muy poca o ninguna en el propio. Por no hablar del ojo de todos, que ya no sé si reside en la prensa escrita, las tertulias televisivas o la cloaca colectiva de las redes sociales; tanto da, porque ande por donde ande, anda ciego o con un parche del tamaño de una civilización entera en pleno eclipse. Desaparecido el buen juicio y el amor a la cultura y la filosofía, sólo nos queda el ardor del pillaje, la orgía descuidada del becerro de oro, la reunión bulliciosa de los ladrones donde el botín y la lujuria de sus dones. Los que fueren.
 Todo este abigarrado movimiento en que se han embarcado la práctica totalidad de los partidos políticos con representación parlamentaria, administrativa o judicial (que casi viene a ser lo mismo) tiene tanto de diáspora y maldición bíblica como de absurda ceremonia de confusión o camuflaje. Nada es ya lo que parece, porque no hay forma de ocultar (o disimular) tanta ignominia. Común y propia, como reza la vitola del humo asfixiante de los expendedores de lenguas, a falta de ideas.
 Pero siempre podemos salir reforzados a la hora de apretar las tuercas a nuestras íntimas y desgarradas convicciones. Al cúmulo infinito de incertidumbre que atesoramos. O a la providencial falta de empatía que parece embargarnos para con todo y todos. Gracias a ella nos negamos a escoger bando, donde sólo hay banderías. Por supuesto.

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