Abierto hasta el amanecer
La Telaraña en El Mundo.
Año tras año, puntualmente, vengo dedicando unas breves líneas
-estas de hoy, por ejemplo- a glosar el civilizado simulacro de botellón urbano
en que se convierte ese derroche de noche (la de ayer mismo, para entendernos)
en que el Arte está abierto metafóricamente hasta el amanecer y casi no hay
sino que afilar los colmillos para hincarle el diente, no tan sólo al canapé,
tan efímero, sino también a ese objeto que ahora vemos y luego ya no, que ahora
palpamos y hacemos nuestro y que es, también ahora, cuando lo perdemos, ese
objeto del Arte que es arte en sí mismo y objeto capaz, en fin, de mantenerse
erguido con la sola brisa interior de algo así como un concepto, a modo de sostén
o médula, y de embriagarnos con él y hasta de trascenderlo, para que cuando volvamos
a necesitarlo ya nada sea lo mismo, porque nosotros ya no somos los mismos y
algo nos cambió la conciencia, quizá ese concepto o ese simulacro. O ambos.
Etiquetas: Artículos
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home