Anuncios por palabras
La Telaraña en El Mundo.
Uno coge la prensa local y, si procede o hay hambre atrasada
a papel y tinta, se lee hasta los anuncios por palabras. O, peor aún, se lee tan
sólo esos anuncios si lo son de citas pícaras y casi que animadas -ah, la
viejísima filosofía del burdel- y si el panfleto, como suele acontecer, no da
para mucho más. O no da para nada. Al editor Serra le llueve, desde siempre, la fortuna diaria de la publicidad
institucional y la otra, la privada o, mejor, la privadísima -la que ahora no
le gusta al PSIB: por machismo o violencia de género, por ambas cosas o
ninguna- y como no le resulta fácil distinguirlas y la bolsa suena igual con un
dinero que con otro, así va llenando sus páginas de promisorios mensajes que
podrían, por su extensión y gramática colapsada, ser de Twitter, pero no lo
son. O eso creo.
Etiquetas: Artículos
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