LA TELARAÑA: De Lenin a Kim Basinger

martes, diciembre 10

De Lenin a Kim Basinger


La Telaraña en El Mundo.
 
 Hay un cierto resplandor al alba en el que dejo que la luz se mezcle con la negra espuma del primer café diario. Es así como me levanto cada mañana y como me he levantado, también, hoy mismo: de un mal humor de perros mientras las noticias iban agrietándome las costuras del alma. O los retortijones de su mortaja. La sede en Palma de UPyD ha amanecido derramada de pintura roja y sangre metafórica; víctima, en fin, de una nueva agresión totalitaria (yo no diría fascista, sino eminentemente bastarda) contra todo lo que no sea la fe ciega en la fe muerta de las viejas ideologías dominantes.
 Mientras tanto, en Ucrania, la madre Rusia va perdiendo su perfil inexpugnable en aras del sueño renovado de una Europa que no sé si existe. Ni si ha existido nunca. Pero ver caer la estatua (madre gélida y también castradora) de Lenin sí que me reconforta el ánimo antes de derrumbarme en un abismo sin más fondo que un desguarnecido mohín de desengaño al enterarme que Kim Basinger ha cumplido los sesenta años y yo sigo prendado, aún, del claroscuro erótico de aquellas nueve semanas y media que intento revivir sin demasiado éxito.
 Pero no hay mayor problema. El mal humor se irá como vino y regresará de igual manera. En cada instante se funden sensaciones y espejismos de muy distinta envergadura. Pruebo a pasear por los alrededores de la Plaza Gomila. Intento recuperar las imágenes de mis recuerdos entre la basura y las ruinas actuales del lugar. No hay nada peor que regresar al lugar de los sueños y comprobar que ya no existen.

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