Decido ponerme al día en los penúltimos escarceos
tecnológicos (por así llamarlos) del cine compartido en la red y me encuentro,
de la mano inocente de algunos comentarios en la prensa generalista, con
Wovie.tv y Popcorn Time. Se trata de una web bastante surtida y de un programa
de código tan abierto como dudoso. Nada nuevo bajo el sol, salvo las ganas o la
necesidad de seguir burlando el arco de las taquillas y el sudoroso hedor de
las palomitas de maíz en los apretados multicines de hoy en día. Quizá el cine
ya no sea lo que era, porque casi todos los estrenos se me antojan de una
vulgaridad aplastante.
Pero tampoco la política es lo que era. O lo que debería ser
y no fue nunca. Me resultan vulgares (y hasta insultantes) las fugas masivas de
personal más o menos cualificado que se producen en los partidos señalados por
el descalabro electoral en las tablas de la ley que, en la actualidad, son las
encuestas. Aquí el éxito o el fracaso son un voluble estado de ánimo y una obsesiva
voluntad de poder; un abismo que se abre para unos y se cierra para otros sin
más solución a la vista que la abolición o el arribismo.
Las elecciones se aproximan no sé si a paso marcial o de
vértigo. El espacio alrededor del PP y el PSOE va a ser ocupado por las catervas
y legiones de Podemos y Ciudadanos. Por las múltiples marcas blancas de una
izquierda sin más referentes que algunas dictaduras más o menos enloquecidas y
la enésima refundación de una derecha que no acaba de sentirse conforme, ay,
consigo misma y con sus circunstancias.
Etiquetas: Artículos
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