Las diadas
La Telaraña en El Mundo.
Supongo que todos los pueblos han de tener (quizá por inercia o mercantilismo, por suscripción popular o sólo por presumir de afinidades) sus propias celebraciones y efemérides, su íntima dosis de autoafirmación más o menos orgiástica, oficial y hasta histórica, su personal e intransferible catarsis, su colmena enmarañada de símbolos, su colección atmosférica de himnos triunfales, sus refulgentes joyas de la corona, su teatro medieval (o postmoderno) del horror y su libro abierto de las vanidades.
Supongo que todos los pueblos han de tener (quizá por inercia o mercantilismo, por suscripción popular o sólo por presumir de afinidades) sus propias celebraciones y efemérides, su íntima dosis de autoafirmación más o menos orgiástica, oficial y hasta histórica, su personal e intransferible catarsis, su colmena enmarañada de símbolos, su colección atmosférica de himnos triunfales, sus refulgentes joyas de la corona, su teatro medieval (o postmoderno) del horror y su libro abierto de las vanidades.
Etiquetas: Artículos
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